Reconocimiento


Hola, Nicolás. Soy Camote, y te robé la vez pasada cerca del Monumento (saqué tu nombre del carnet de conducir). Entre tus cosas había un pendrive con unos cuentos que me gustaron, y entonces te escribo para que te pongas contento.
La máquina que tenía yo era de mentira, pero en la jeta ¿viste como asusta igual? Flor de cagazo te pegaste, puto. La que era de verdad, era la faca de mi compañero, el Sanjua. Decí que lo calmé, porque sino te ensartaba. Estaba re sacado... Le dio bronca porque quería más plata... Igual, con eso tiramos un par de horas más (después se la tuvimos que dar a un pelado culorroto... ése sí que andaba forrado, pobre).
Hace una semana que no aparece, el Sanjunanino... Por la casa ni pintó. Pensamos que lo habían tumbado, pero al toque hablamos con un tipo polenta, y averiguó todo, y nos dijo que no lo tenían en ninguna parte. Para mí que se tomó el palo porque la novia está embarazada, y no quiere hacerse cargo. O capaz que anda en alguna grossa, qué se yo... No contaba mucho el loco, era bastante callado. Laburaba bien, pero.
Bueno, flaco; era eso nomás. Muy buenos los cuentitos. Me gustó el de la radio.
La próxima vez, me vas a dar también las zapatillas.
Un abrazo, salame.

Camote.

Momentos montones


El sol redoxón redondo rodea, dora al espiedo, a la hormiga de travesía en el lomo del muro cargando en el manto trastos, hojas, flores y bagajes.
Hamaca -abajo- agua la luna. Inoportuna ilumina al felino nipon, al ninja negro, al sereno chino y al cangrejo desvelado.
Enfrente albañiles mamados demuelen vacío, estacionan columnas; allá el viento agita sauces, ramas, campanas, a un torcido volviendo doblado.
Remisses y kioscos hay en todas partes.

Microcuento 12

El oculista lo citó a las 5:00 en Urquiza al 400. Se confundió, y fue a las 4:00 a Urquiza al 500. Un otorrino lo esperaba.

Microcuento 11

Cuando le dijo que no, que no era broma, se dio cuenta de que estaba frente a un grave problema. 

Microcuento 10

Comparten el último cigarro, callados, esperando. Cae la noche. Ruidos en la selva. Sus paracaídas cuelgan a 6 m del suelo.

Microcuento 9

Se quebró recién cuando cantaron los jilgueros. El viento aporreaba cielo. Llanto, olas, desconsuelo. Él; sólo jaula y barca.

Microcuento 8

Resbalé queriendo escalar el laberinto. Cuando oí los pasos del Minotauro, asumí el fin. Me dejó cigarros y una Biblia. Partió.
Anudar/ desnudar
ánimos.
A veces, al tiempo era mejor verlo pasar,
ser un pájaro en cable;
sentarse en el desierto,
a tirar piedritas.